Has aprendido a amar
libremente en mis manos,
a navegar por mi cuerpo
surcando el silencio
con palabras de amanecer.
Tus ojos, de verde prado,
contemplan con cariño mis dedos
que aprietan los tuyos,
para aprender a escribir
un verso, un poema, un soneto...
...Es entonces el silencio
el que se hace un suspiro,
y nuestros cuerpos musitan un gemido,
mientras tiernamente nos miramos,
y nuestros ojos gritan,
¡cuánto nos amamos!
©Belén Sánchez Sánchez
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